El 12 de octubre, Julio Fioroni, de 39 años, atravesaba un brote psicótico causado por problemas emocionales y adicciones al alcohol y las drogas. En medio de su angustia, salió a correr por las calles del barrio buscando refugio, pero la cadena de malentendidos que siguió desencadenó una tragedia.

Julio entró primero en una casa para pedir ayuda, pero fue recibido con violencia por uno de los habitantes, que lo golpeó. Desesperado, intentó protegerse saltando el muro de otra vivienda cercana, donde la situación se tornó aún más caótica. Según Bibiana Fioroni, su hermana, en lugar de asistirlo, los vecinos lo atacaron hasta quitarle la vida.

La autopsia, realizada el 19 de octubre, confirmó que Julio murió por "asfixia mecánica": fue estrangulado con una manguera. La investigación, encabezada por los fiscales Hugo Ravizzini y Matías Rappazzo de la Fiscalía Nº 7 de Morón, determinó que entre cuatro y seis personas participaron del ataque, pero hasta el momento no hay detenidos.

A pesar de que varios sospechosos fueron señalados por el entorno familiar, las autoridades aún esperan más testimonios y los resultados de las pericias realizadas en la escena del crimen. Un obstáculo clave en la investigación es que la única cámara de seguridad del barrio no registró los hechos, lo que dificulta identificar a los responsables.

Dolor y una demanda de justicia

El 21 de octubre, familiares y amigos despidieron a Julio Fioroni en el Velatorio Municipal de Merlo y luego lo enterraron en el cementerio Santa Mónica de Libertad. Entre lágrimas y abrazos, la comunidad homenajeó al hombre, que trabajó durante 13 años como chofer en Transportes Unidos Merlo, antes de perder su empleo por su separación y el deterioro de su salud mental.

Bibiana Fioroni afirmó que la familia mantiene una postura prudente, confiando en que la Justicia esclarecerá los hechos. Sin embargo, en redes sociales, una tía del fallecido expresó su tristeza e indignación. "Le arrebataron la vida con tanta violencia, sabiendo que no estaba en su sano juicio. No merecía morir así".

En sus publicaciones, la tía de Julio manifestó su confianza en que la verdad saldrá a la luz. "Sé que la justicia divina tal vez tarde, pero llega," concluyó, pidiendo que los culpables enfrenten las consecuencias. Mientras tanto, la familia Fioroni insiste en que las autoridades no deben demorar las imputaciones y reclama que el crimen de Julio no quede impune.