9 de septiembre de 2020
Rolo, el funebrero: "Vemos a diario cómo se va la gente sin poder despedirla"
Desde hace 30 años que Rolando Montes convive con el dolor que depara la muerte de un ser querido. Pero nada se compara, ni remotamente, a lo que se vive en la funeraria desde que inició la pandemia de Covid-19. "Es la primera vez que veo a diario cómo la gente no puede despedir a su ser querido fallecido. Es muy doloroso lo que está pasando, jamás había visto algo parecido", expresó.
Las familias que sufrieron la pérdida de un ser querido por Covid-19 insisten hasta último momento. Algunos dejaron de ver a su familiar hace un mes o más tiempo, cuando el paciente se internó en el hospital o en una clínica; y decirles que no pueden verlo, ni siquiera ahora que ha fallecido, es muy difícil. Aunque desde la funeraria se preparen para ese momento y tengan del todo aceitado el protocolo.
La realidad es que no hay chances de que esto pueda ocurrir, y Rolando, con todo el dolor que le pueda causar, tampoco hace lugar, ante el peligro de que el virus pueda contagiar a otras personas. El protocolo establecido, además, no lo permite y en la funeraria lo cumplen a raja tabla.
Contó que el hospital o la clínica entrega el cuerpo en una bolsa cerrada, luego le ponen otra y así, luego, se dispone en un ataúd. Tal vez, sus familiares lo pueden ver de lejos cuando su ser querido fallecido por Covid-19 es trasladado en un furgón sanitario. Pero de lejos, a unos diez metros. "Esa es la despedida que pueden tener", se lamentó.
El cuerpo se traslada hasta el crematorio de Fernández Oro, el que está más cerca; o se deposita en el cementerio local, provisoriamente, a la espera de un turno. Ni en estas circunstancias pueden ver a su ser querido fallecido.
Este protocolo se sigue solo cuando la persona ha fallecido de Covid-19. Aunque si los motivos fueron otros, tampoco existe la posibilidad de velar el cuerpo.
Esto no es joda, estamos complicados, en serio. Hay muchos contagios, muchos fallecimientos; y falta voluntad de todos lados. Hay gente que no sabe lo que es esto, o no toma conciencia", advirtió Rolando, en diálogo con LMCipolletti.
El personal de la funeraria trabaja con todo lo necesario: guantes, máscaras y memelucos que oscilan entre los 900 y 1200 pesos y se desechan después de realizar un servicio. Con estas protecciones y otros cuidados, han evitado hasta acá la posibilidad de un contagio por Covid-19.
Sin embargo, enfrentan enormes dificultades a la hora de trasladar un cuerpo. Por varios motivos: Cipolletti no tiene crematorio; el más cercano está en Fernández Oro y trabaja de 9 a 12.30, de lunes a sábado; el cementerio tampoco está abierto todos los días, las 24 horas; y el hospital es el único establecimiento asistencial que tiene morgue para alojar a un fallecido por Covid-19.
Entonces, cuando se produce un deceso fuera del horario laboral del crematorio o el cementario, como ha pasado muchas veces, la funeraria tiene que improvisar. "No es llegar y retirar el cuerpo del hospital o la clínica. Hay mucha documentación para completar y a veces no llegamos, porque el crematorio de Oro cierra a las 12.30; y al cementerio local, después de las 17 no se puede ingresar", comentó Rolando.
Cuando el crematorio o el cementerio están cerrados, tienen la obligación de dejar el cuerpo en los centros de salud. Pero Rolando advirtió que a veces también colapsa la morgue del hospital, la única que tiene la ciudad. Las clínicas no tienen dónde depositar a un fallecido. "Por eso, acá lo mejor que podemos hacer es habilitar un espacio donde se puedan dejar los cuerpos y que haya disponibilidad fuera de horario", acotó.
"Normalmente la gente se despide y hoy no puede hacerlo, es una pena; y hay que vivir con esto". Rolando Montes, de la funeraria Don Bosco.
Cremación de los cuerpos
De acuerdo a la disposición municipal que rige desde el pas "ado 2 de junio, y en un todo de acuerdo con lo sugerido por el Comité de Crisis, los cuerpos de aquellos que hayan fallecido con diagnóstico positivo o sospechoso de Covid-19 deben ser cremados. No pueden ser inhumados ni se pueden disponer en criptas o bóvedas o nichos, siguiendo el protocolo indicado en estos casos. Además, se prohíbe la realización de reuniones de personas en el marco de los servicios funerarios.
Fuente: LM cipolletti
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