La vida, las historias y las emociones que se viven en las escuelas de la ruralidad neuquina son extraordinariamente únicas. Aquí todos los acontecimientos que suceden cobran una dimensión sin igual entre los alumnos y docentes que “hacen patria”. Cada día se respira amor, empatía y solidaridad.

En ese contexto humano hay gestos que valen millones por su simbolismo. Algo así sucedió esta semana en la Escuela Albergue 79 del Cajón del Curi Leuvú, en cercanías de la localidad de Tricao Malal, cuando el niño Santiago Agustín Hernández de 6 años sorprendió a todos en el inicio de la jornada escolar, dando la noticia que había decidido traer a la escuela una de sus pollitos “cogote pelado” para sumarlo a las demás gallinas que se crían en el establecimiento, abasteciendo de huevos frescos al comedor escolar. El nuevo “integrante” de la institución pasó a llamarse “Alitas Blancas”.

Donación cargada de valores

El gesto del pequeño que asiste a la escuela al nivel inicial y que forma parte de los 12 alumnos que tiene el establecimiento, embargó de admiración y ternura a todos. Al respecto el docente Lucas Vinet comentó: “A cambio de su aporte, le dimos uno de los pollitos que nacieron en la escuela. De esta forma, además de agradecer su lindo gesto, renovaremos mutuamente genética entre nuestras gallinas y las de su familia”.

Comentó además que “Santiago tiene 6 años y estuvo de cumpleaños en agosto pasado. Está cursando la salita de 5 que funciona en nuestra institución como anexo al primer ciclo. No tenemos el cargo de docente de nivel inicial por lo que los chicos de cuatro y cinco años trabajan en el mismo salón con el profe de primer ciclo Daniel Figueroa”.

Por otra parte el profesor de segundo y tercer ciclo de la escuela contó que Santiago en su pensamiento y en su corazón se hizo eco de una charla que habían mantenido tiempo atrás en la que se había tratado la necesidad de incorporar nuevos integrantes al gallinero “Gallinas Felices” para mejorar la genética y la productividad. “Posiblemente esto fue lo que desencadenó que Santi pensara en que al traer un pollito a su casa estaría contribuyendo a esta misión”.

La familia, pilar fundamental

La escolaridad de los niños en la ruralidad puede considerarse integral ya que los padres y familia en general se comprometen y se involucran de lleno en la educación de sus hijos. En este sentido el docente Lucas Vinet quiso destacar el rol esencial que cumple la madre de Santiago en su formación escolar. “La mamá se llama María Rivera y la nombro porque es una mamá súper presente y una pieza fundamental para la educación de Santi y de su hermana Daiana que es estudiante de quinto grado”.

Hablando de las cualidades del pequeño estudiante, el maestro destacó sus increíbles conocimientos de la vida de campo. “Se destaca su participación en las horas de técnicas agroecológicas que es uno de los espacios de formación que tienen los chicos más conocido como huerta y siempre tiene especial interés en cuestiones que se relacionen con los animales y con las plantas en general”.

Remarcó además el entusiasmo por otras actividades. “Si tenemos que hablar de gustos y de conocimientos también es amante de los dinosaurios. Tiene una colección bastante amplia de muñequitos y es capaz de reconocer los nombres de la mayoría de los dinosaurios lo que nos genera bastante impacto porque ha sido por lo que nos cuenta la mamá un aprendizaje bastante autónomo y autodidacta a pesar de las limitaciones tecnológicas”.